Tregua al abandono: mucho que contar


Parece que el destino de este blog es ser abandonado —¡lleva más de un año olvidado!—, pero lo cierto es que he tenido un año lleno de cambios. Entre que terminé los estudios, conseguí trabajo, me independicé con mi pareja y ahora estoy estudiando para sacarme el permiso para conducir, he tenido la cabeza en otros lares y aún tengo que adaptarme a la vida del adulto.

Ahora bien, no por ello he dejado de lado el hobby de las BJD. De hecho, creo que la fiebre por la resina ha empeorado. Cuando conseguí trabajo, en marzo de 2019, contacté con una dealer de Reino Unido para comprar el deseado e inalcanzable cuerpo de Astarel. Sí, la cabeza de Obsidius de la que hablé en la última entrada hace más de un año (tiene narices la cosa). Va a ser encuerpada en un cuerpo de Ringdoll de 70. Bueno, o ese es el plan.

Porque lo pagué en abril y todavía no tengo noticias sobre ello. A este paso al Reino Unido le dará tiempo a salir de la UE y a mí a comerme unas jugosas aduanas si no hay acuerdo. Pero como no dejan de posponerlo, aun puedo salvarme.

Sin embargo, la cosa no acaba aquí. Mi hype, mi fiebre, mi necesidad de resina nueva me empujó a comprarle la ropa y el calzado a mi nuevo futuro hijo: pedí un maravilloso y despampanante uniforme militar blanco a Alice Collections que me costó la mitad del hígado —menos mal que se regenera— . Con la ayuda de mi compañera le hicimos dos pelucas porque claro, encontrar el rubio idóneo para él también ha sido una odisea, y que conste que todavía no he dado con él.

Llegó julio. Sin noticias de mi pedido. Estupendo.

“Quiero resina nueva”.

“Anda, mira este molde, es perfecto para hacer a uno de mis personajes más emblemáticos y que juré enresinarlo algún día —y del cual hablaré en otra entrada, si esto prospera—. Anda, que está de rebajas”. Clic. “Comprar”. Así fue cómo volví a donar medio hígado del que se había regenerado a otra dealer distinta, esta vez belga, para asegurarme de que no me llega con aduanas que gestionar.

Y estoy en noviembre y no tengo noticias de ninguno de los dos, aunque he de decir que tengo más esperanzas de que llegue antes el que pedí en julio que el que pedí en abril. El caso es que mi situación es frustrantemente exasperante, sobre todo teniendo en cuenta que soy una impaciente de mucho cuidado y por mucho que haya estudiado ciencia la paciencia no la llevo bien. No tengo ni muñecos ni dinero.

PERO. La historia tampoco termina aquí, porque resulta que me he enamorado de otro molde (Andrea, ¿por qué eres así?) y ya daré más detalles en un futuro, si realmente no vuelvo a abandonar esto. He de decir que nunca he sido compradora compulsiva, que esto me está viniendo ahora que tengo un ingreso cada mes . Así que esta vez he sido fuerte y me he prometido que no pagaré un keko más hasta que, al menos, me venga uno de los que pedí.

¿Llegará alguno antes de navidad? Sería un gratificante regalo por parte de mi yo del pasado.


Andreamonia, desesperada. 

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